Rico en petróleo y totalmente aislado, el estado norteafricano de Wadiya ha sido gobernado por el almirante general Aladeen desde niño. Por desgracia para Aladeen y sus consejeros, las Naciones Unidas le dan un ultimátum: o entrega pruebas de que no tiene ningún programa de armamento nuclear, o le declararán la guerra. Y así, el general Aladeen llega a Nueva York, donde no son muy bien recibidos, pues la ciudad está repleta de exiliados de Wadiya. Pero en la tierra de la libertad, a Aladeen le esperan muchas más cosas que unos cuantos expatriados furiosos.
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