Cuando era solo un niño sin amigos, John Bennett deseó con todas sus fuerzas que su osito de peluche estuviese vivo y le quisiese. Y su deseo se hizo realidad, para asombro de todo el mundo, desde sus padres hasta los medios de comunicación de medio planeta. Pero 27 años después, la fama se apagó y lo que queda son dos colegas que viven juntos y que se lo pasan en grande... y uno de ellos sigue siendo un osito de peluche vivo. Lo cual, con 35 años y una novia que está dispuesta a dar el siguiente paso en la relación, empieza a ser un problema.
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